Cuando me solicitaron escribir una artículo acerca de finanzas, pasé casi dos semanas pensando en algo que tuviera las siguientes características: útil para la gran mayoría de personas, de fácil comprensión y que de una u otra manera tuviera el potencial de cambiar la vida del al menos una persona (aunque parece un objetivo muy alcanzable, lograr un cambio en los hábitos de la gente no es una tarea fácil). Teniendo esto claro, ahora tenía que definir qué tema podía llegar a lograr ese impacto y me acordé del día que felizmente celebré haber cancelado todas mis deudas. El sentimiento de tener cero deudas es una combinación entre paz y orgullo (si bien la vida ha sido muy generosa conmigo, nadie me ha regalado nada aparte de la educación). Qué bueno sería ayudar a que la gente sienta lo mismo o por lo menos alivianarles cierta presión financiera que les permita vivir más tranquilos. También me costaba imaginar cómo plasmar en un solo artículo todo lo que quería transmitir; tenía que ser algo continuo en donde cada artículo fuera el complemento perfecto del anterior, algo así como la saga de Star Wars. De ahí surgió la idea del título de mi primera saga: Hombre Vs Deuda (hombre como ser humano en general para que no se me resienta el público femenino, sonaría raro Hombre y Mujer Vs Deuda). La idea es esa, una serie de artículos con ciertas recomendaciones que permitan al lector salir aunque sea de una de sus deudas e idealmente de todas.
Aunque muchas personas crean que las finanzas son puramente numéricas, hay varios aspectos psicológicos importantes que explican el porque la gente toma malas decisiones financieras. Entender la parte mental es tan importante como la disciplina para seguir una serie de reglas que le permitirán mejorar su situación financiera. Hay una comparación bastante acertada entre las finanzas y las dietas; todos sabemos lo que debemos hacer pero no logramos ejecutarlo. Todo el mundo sabe que para bajar de peso hay que comer menos y hacer más actividad física, y para mejorar sus finanzas hay que gastar menos y/o generar más. La teoría es sencilla pero la puesta en práctica generalmente se complica por dos factores: falta de motivación y falta de disciplina.
Aunque claramente en la vida hay gente mucho más disciplinada que otra, hay ciertos trucos que nos pueden ayudar a apegarnos a cualquier plan que tengamos. Estudios demuestran que la falta de fuerza de voluntad es la principal causa por la que no alcanzamos nuestros objetivos financieros. No poder resistirnos al “sale” de zapatos en nuestra tienda favorita, comprarnos el último modelo de Smartphone porque el teléfono “viejo” ya está muy pequeño o comprarnos un carro nuevo porque el vecino acaba de cambiar el suyo y no podes quedarte atrás.
¿Qué significa no tener fuerza de voluntad? Es básicamente ser incapaz de decir NO. Es como estar en un plan de ahorro, pero tus amigos te invitan a la playa y no poder decir “no lo haré”. Aunque suena sencillo hay varios aspectos psicológicos que dañan nuestras reservas de fuerza de voluntad como:
- Gratificación instantánea:
Lo primero que debemos de saber es que las deudas fueron basadas en este principio de la psicología humana. Las tarjetas de crédito fueron creadas para que la gente pueda comprar hoy en vez de esperar hasta tener el dinero. Cualquier cosa que podamos obtener YA parece mucho más valiosa que algo por lo que tengamos que esperar. Un carro nuevo ya parece mucho más atractivo que una casa dentro de 5 años. Esta es la naturaleza humana en donde generalmente nos inclinamos a escoger pequeñas satisfacciones inmediatas sobre grandes beneficios a futuro.
- Comparación social:
¿Cuántas veces hemos visto estadísticas de la cantidad de personas con deudas con tarjetas de crédito o del nivel de endeudamiento que tienen los habitantes de un país? Si todo el mundo lo hace que tan malo será. Tendemos a justificar nuestro comportamiento cuando este es similar al de la gente que nos rodea. Mi tío ha vivido endeudado toda la vida y ahí la va llevando… Si todos los ticos viven hasta la maceta de deudas, eso es lo normal en estos días, vámonos para el mundial de Rusia.
- Usar lo “bueno” para justificar lo “malo”
Desde mi punto de vista este es de los más difíciles de cambiar. No les ha pasado que decimos: esta semana he trabajado tanto que me merezco lo que me quiera comprar; o esta semana me he matado tanto en el gimnasio que hoy voy a comer lo que quiera! Por alguna razón el hecho de habernos “portado bien” nos da un derecho ineludible de portarnos un poco o muy mal. La gente que va a un restaurante y pide una ensalada es más propensa a terminar su comida con un postre altamente calórico. La ironía de todo esto es que estos “malos” comportamientos permitidos son los que generalmente nos alejan de nuestras metas a nivel físico, económico y mental. Para evitar esto debemos de tener siempre en mente el por qué “lo quiero”, y no justificar el mal que estamos haciendo. Recordemos que el objetivo final no es un mes con ahorros sino una vida con tranquilidad.
- El efecto de “ya me equivoque ahora mejor lo disfruto”
Dos cuadritos de chocolate terminan en la barra entera, un puño de papas tostadas va seguido de toda la bolsa, una cartera nueva y se fue todo el mes al carajo. Es como si una pequeña equivocación nos permitiera seguir fallando. Nos vamos de viaje, nos compramos algo caro y decimos: de por sí ya gasté de más nada pasa si sigo. En el camino nos vamos a equivocar, pero esto no es una licencia para echar todo el trabajo a la basura.
Pero aparte del “no lo hare” hay otros dos aspectos que influyen en la fuerza de voluntad: “lo haré” y “lo deseo”. “Lo hare” es la habilidad para hacer algo aunque no tengamos ganas de hacerlo. Voy a cancelar esa deuda de mi tarjeta aunque tenga que sacrificar mi vida social por un rato. “Lo quiero” es la habilidad para recordar por qué lo estamos haciendo. Es el antídoto ideal cuando la tentación aparece, es recordar ese objetivo a largo plazo que te dará mucha más satisfacción que esa nueva compra. Tenemos que convertirnos en maestros de nuestros: “no lo hare”, “lo hare” y “lo quiero”; para poder ser amos de nuestro destino.
Veamos los siguientes ejemplos:
Lo quiero: ahorrar para la prima de una casa, un carro para dejar de andar en bus, pagar mis tarjetas para que me dejen de llamar, ir de viaje a conocer X país, ayudar a mis papas a remodelar su casa.
Lo hare: dejar de comer afuera, comprar en un supermercado más barato, no comprar ropa por un tiempo, dejar ciertos vicios (comida / bebida).
No lo haré: gastar en cosas innecesarias, tomar más de la cuenta, ir de vacaciones, ir al salón todas las semanas.
¿Cuáles son los suyos?